sábado, 10 de septiembre de 2016

UNA BUENA ALIMENTACIÓN ES FUNDAMENTAL PARA EL CRECIMIENTO SANO DEL BEBÉ. 1º PARTE

Una buena alimentación es vital para que el niño crezca sano y fuerte. Comer bien afecta no sólo a su crecimiento físico, sino también a su desarrollo intelectual.

Una correcta alimentación del niño durante los primeros años de vida puede repercutir positivamente en su estado de salud, así como en su habilidad para aprender, comunicarse con los demás, pensar y racionalizar, socializarse, adaptarse a nuevos ambientes y personas y, sobre todo, en su rendimiento escolar. Una buena alimentación puede influir notablemente en su futuro.

Consejos para una nutritiva alimentación infantil

La alimentación es la base necesaria para un buen desarrollo físico, psíquico y social de los niños. Por ello, una dieta saludable es vital para que su crecimiento sea óptimo. Es recomendable no abusar de las grasas vegetales y comer al menos, cinco veces al día frutas y verduras.

Una buena nutrición y la práctica de ejercicio es la primera línea de defensa contra numerosas enfermedades infantiles que pueden dejar huellas en los niños de por vida. La ingesta de nutrientes es distinta en función de las distintas etapas de su evolución.

Una buena nutrición y una buena salud están directamente conectadas a través del tiempo de vida, pero la conexión es aún más vital durante la infancia. Durante este período, los niños pueden adquirir buenos hábitos alimenticios en lo que se refiere a la variedad de los alimentos y al sabor de las comidas.

Los efectos de la desnutrición en la primera infancia (0 a 8 años) pueden ser devastadores y duraderos. Pueden impedir el desarrollo intelectual, el rendimiento escolar y debilitar la salud de los niños.

Alimentación para bebés de 0 a 4 meses

Una buena alimentación asegura un buen crecimiento a los niños

Durante los 6 primeros meses de vida la mejor alimentación para el bebé es la leche materna que se realizará de forma exclusiva y sin necesidad de introducir ningún otro alimento. En caso de que la madre no pueda amamantar al bebé, el bebé habrá de tomar biberones elaborados con leche de fórmula.

La leche materna ha de administrarse a demanda durante las primeras semanas, aunque si el bebé no se despierta por la noche, es conveniente levantarle para que coma ante el peligro de que se deshidrate. En cuanto a la fórmula de inicio-1 se administrará cada 3-4 horas. 

Lo que la madre no debe ingerir durante la lactancia

Para que la lactancia materna sea cómoda para ambos, la mamá debe sentarse con la espalda bien apoyada y recta, el ambiente tranquilo, con la luz adecuada y si es posible siempre en el mismo lugar de la casa. El bebé debe estar en posición incorporada, podemos ayudarle para que abra bien la boca y tome todo el pezón para una correcta succión.

La madre debe suprimir durante toda la época que dure la lactancia materna el tabaco, alcohol, té, café y medicamentos sin receta médica. Una buena técnica de lactancia materna consistirá en dar un pecho durante unos 7-8 minutos y pasar al segundo hasta que el niño se canse y quede satisfecho. En la siguiente toma se empezará por éste ultimo y así sucesivamente, para evitar a que el bebé se canse, trague aire y le cause cólicos.

1) Bebidas estimulantes: Café, té, bebidas con cola, chocolate y cacao

2) Bebidas alcohólicas: Vino, aperitivos, cerveza (incluido las denominadas sin alcohol) y licores en general. El alcohol ingerido pasa a la leche materna y perjudica al niño.

3) Vegetales: Coliflor, col, alcachofas, espárragos, pepino, pimientos ya que pueden cambiar el sabor natural de la leche materna.

4) Medicamentos: No debe automedicarse, solo los estrictamente recomendados por su médico.

Alimentación para bebés de 4 a 6 meses

El bebé empieza a ingerir nuevos alimentos

A partir del cuarto mes de vida, el bebé puede iniciar la alimentación complementaria. Generalmente, comienza con la papilla de frutas por la tarde, que corresponderá a una merienda con un aporte de vitaminas naturales y fibra que son importantes para la salud del niño. 

Durante este periodo, se deben ir introduciendo con prudencia alimentos no lácteos, que deben ser preparados de forma adecuada en consistencia y cantidad para no alterar el ritmo de maduración digestiva y renal del bebé, así como el progresivo desarrollo neuromuscular. Esta etapa es propicia para favorecer el paso de la succión a la cuchara, lo que permitirá saborear mejor el alimento, y cambiar la textura, de líquido a triturado, y cuando ya tenga dientes a los trocitos.

Introducción de los nuevos alimentos del bebé


Las pautas de alimentación del bebé se debe de adaptar a la capacidad digestiva y al estado de desarrollo fisiológico y neuromotor, haciendo paulatina la introducción de nuevos alimentos. La capacidad gástrica del recién nacido es de 10 a 20 mililitros (ml) y aumenta durante el transcurso de su primer año hasta los 200 ml, lo que va a permitir que el niño haga comidas más abundantes y menos frecuentes.

1. Los cereales. Se pueden empezar a introducir en la alimentación del bebé a partir de los 4-6 meses, pero nunca antes de los cuatro. Al princip¡o, se deben escoger los cereales sin gluten (arroz y maíz) para evitar sensibilizaciones e intolerancias a esta proteína (trigo, avena, centeno y cebada contienen gluten).

A partir de los 7-8 meses, siguiendo las recomendaciones de su pediatra, se pueden mezclar. Los cereales constituyen una fuente de energía y aportan proteínas, minerales, vitaminas (tiamina, especialmente), ácidos grasos esenciales e hidratos de carbono de absorción lenta a la dieta del bebé, por lo que permiten un mayor distanciamiento entre las tomas. Para preparar las papillas se puede usar la leche habitual y añadir el cereal necesario, manteniendo así el aporte mínimo de 500 centímetros cúbicos de leche diarios. Son menos recomendables los preparados que contienen de origen cereales y leche, y se preparan con agua, ya que es más difícil calcular la cantidad de leche usada.

2. Las frutas. A partir de los 4-6 meses, es recomendable la introducción de las papillas de frutas en la dieta del bebé por su aporte vitamínico. Nunca deben sustituir a una toma de leche, sino complementarla. Para su preparación, se deben emplear frutas variadas (naranja, manzana y pera) al principio, y después ir introduciendo una a una, el plátano, la uva o la ciruela, para educar el gusto. O

tras como el melocotón y la fresa, deben evitarse por ser más alergénicas y retrasarse hasta que el bebé cumple un año. Aunque primero suelen introducirse los cereales, y después las frutas, puede hacerse al revés, primero la fruta y después los cereales. Nunca deben endulzarse las papillas con azúcar y es importante no añadir galletas hasta después de los 7 meses, ya que éstas contienen gluten.
Papillas saladas para los bebés

A partir de los 6 meses, es posible ofrecer al bebé su primera primera papilla salada, que consistirá en un puré de verduras con pollo. Se inicia con 60-70 gramos de pollo para ir aumentando en los siguientes días hasta los 100-120 gramos. Paralelamente, se van reduciendo el número de tomas por día y se puede cambiar la fórmula de inicio (Leche 1) por una leche de continuación (Leche 2).

Fuente: http://www.guiainfantil.com

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